jueves, 6 de diciembre de 2007

Watches, watches!!!



Hoy hemos hecho la segunda visita de la semana a nuestro amigo de los relojes. Ayer fuimos a hacerle un encargo masivo (ya os aviso a los que me habéis pasado pedidos que si me trae todos, alguno se queda aquí...) y a dejarle otro para arreglar. Hoy hemos ido a ampliar el pedido con un nuevo comprador, que portaba solicitudes de media España.

Nuestro proveedor de relojes de primeras marcas es un ídolo comercial, un mago del marketing, un fenómeno de las relaciones públicas. Mientras te enseña sus últimas adquisiciones esparcidas por su limitado mostrador, está al tanto de todo el personal que pasa por el pasillo del centro comercial donde tiene montado el puesto, y anima a los visitantes a acercarse, al grito de "Watches, watches!!". De ascendencia india, manejaba hábilmente las 15 palabras en inglés que necesita para sus negocios, y, entre otras joyas anglosajonas, es autor de frases como "Don't look the price, look the watch!!".

Nuestras visitas a su establecimiento (bueno, en realidad es un puesto en un pasillo del centro comercial, no es una tienda en sí)normalmente siguen la misma pauta:

Primero, nos ve entrar por la puerta y, sonriédonos, nos da la mano uno por uno.
Segundo, despeja la mesa de baratijas para los paisanos, y empieza a sacar cajas de debajo de la mesa y de los cajones.
Tercero, empieza a rellenar la mesa con relojes de imitación de todas las primeras marcas, pero, y es una gran virtud la suya, no lo hace de manera desordenada y sin criterio, sino que está atento a nuestras reacciones ante cada pieza que nos ofrece, para, con la información que recoge, elegir qué otro reloj muestra a continuación.
Cuarto, mientras vemos el repertorio disponible en ese momento, hacemos una primera selección, apartando cada uno de nosotros los items que son de su interés. Se suceden algunos codazos ante las piezas más cotizadas.
Quinto, una vez descartados todos los demás, comienza la cuenta y el recuento de las unidades seleccionadas.
Sexto, se pregunta por el precio. Los cuenta otro par de veces, y a la tercera vuelta, comienza a separar algunos de ellos, siempre los encuentra, con la frase "This is more price". La excusa varía de un día para otro.
Séptimo, se echan cuentas comunicándose con él a través de una calculadora de esas de botones grandes, cambiando precios de Dirhams a Euros. Normalmente los "more price" son descartados o rebajados.
Octavo, se acuerda el precio y el gran vendedor empieza a embolsar cada uno de los relojes, en unos llamativos emboltorios, típicos del lugar.

Como opción, existe la posibilidad de dejarle pedidos, siempre en foto, en papel, que pueden ser recogidos al cabo de unos días, casi siempre cubiertos en su totalidad.

Como digo, el elemento es un vendedor nato, y las conversaciones sobre las calidades y prestaciones son dignas de grabar. Últimamente ya hacemos pedidos hermosotes, que espero no creen problemas durante su transporte.

El resto de la mercancía que maneja nuestro proveedor es digna de publicación (si encuentro las fotos que hice un día las añado a este post): relojes exageradamente dorados, diseños ultramodernos de los años setenta, grandes displays digitales con números monstruosos, etc...

Todo un clásico de nuestras visitas al luar y que ya ha cobrado fama internacional; desde Getafe a Australia y Francia, conocen a nuestro proveedor.

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