viernes, 13 de febrero de 2009

De olvidos

He estado en París toda la semana (laboral).

El viaje empezó más o menos tranquilo, pero el aterrizaje en Orly ya tuvo sus problemas. De hecho, a causa del viento, el nuestro debió de ser de los últimos aviones que tomó tierra allí ese día. El Aeropuerto se cerró durante varias horas.

Durante la semana, aparte del absurdo en el que se ha convertido este proyecto en el que estoy involucrado, la clave han sido las horas de coche. Hemos estado yendo de una empresa a otra durante varios días, para tener diferentes reuniones entre mañana y tarde. Nuestro amigo Tom-Tom se ha empeñado en amargarnos la semana con su obsesión por "manténganse a la izquierda" (creo que los ayuntamientos y otras autoridades deberían plantearse denunciar al fabricante, ya que esa frase está causando, a mi juicio, el 60% de los atascos actuales), soltándola incluso cuando la salida está A LA DERECHA. Los últimos dos días los ha pasado castigado en la guantera del coche.

El último día, bajo una importante nevada, conseguimos adelantar el vuelo de regreso de la tarde a la mañana,  y acabamos lanzándonos a la autopista con el tiempo justo para llegar, lo que provocó reducir el número de chequeos antes de abandonar el coche. Conclusión, cuando ya estábamos en la terminal del aeropuerto eché en falta mi cartera, o lo que es lo mismo, las tarjetas, el dinero, el DNI y todo lo demás. Un problema  cuando estás a punto de dejar un País que no es el tuyo. Había dos posibilidades, que se hubiese quedado en  la recepción del Hotel mientras protestábamos por el pésimo servicio de esta semana (definitivamente la crisis se pagará en reducción de comodidad) o que se hubiese caído en el coche de alquiler. Afortunadamente, después de una carrera bajo la nieve con riesgo de desgracia física, descubrí que y ame estaban esperando en el mostrador de Avis con ella.

Esta vez me di cuenta de la pérdida, muy importante, justo a tiempo, pero son múltiples las ocasiones en las que cosas de pequeño valor se han quedado como recuerdo de mis estancias, pero allí, en el lugar de visita. Ejemplos:

  • Calzoncillos, calcetines, etc... normalmente tirados en el cuarto de baño, debajo de alguna cama...
  • Cepillos de dientes. Ya compré un paquete de varios de ellos, para cubrirme en estos casos.
  • Colonias, champús, dentríficos, etc.
  • Libros, estos suelen quedar en los aviones.
  • Otros pequeños objetos...
Restos de mi vida desperdigados por el mundo... si se piensa desde el lado poético.

Desde el lado objetivo, seguramente todo eso esté en la basura desde hace tiempo...