sábado, 30 de mayo de 2009

Alquilar en la ciudad, un robo, y cutre

Ayer estuve en casa de uno de los compas que trabajan conmigo, en la empresa de aquí de Emiratos. Nikola es croata de nacimiento, australiano de adopción y medio francés por pareja.

Se ha venido a vivir aquí una temporada después de estar yendo y viniendo, y su señora se ha venido con él de París, eso sí, ellos con trabajo antes de venir. Tienen los hijos creciditos e independientes y ella ya estuvo viviendo aquí hace algunos años.

Después de mucho buscar, encontraron algo para alquilar. El alquiler aquí, en Abu Dhabi, está carísimo, no tanto en las afueras o en Dubai, por lo que todos los propietarios árabes (no se puede comprar vivienda en Abu Dhabi), dividen sus chalets enormes en varias partes para alquilarlos a indios y occidentales.

En concreto, la mansión donde vive mi amigo pertenece a dos hermanos árabes. No sé cuantos metros tendría originalmente, pero pueden ser muchos más de 500... Estos dos hermanos dividieron la vivienda en dos, y uno de ellos la volvió a dividir. Una cuarta parte de esas dos, es la que tienen mis amigos alquilada. En la otra cuarta, el hermano en cuestión vive en la planta de arriba con su segunda esposa, mientras en la de abajo vive la primera (no  preguntéis).

Sirva de ejemplo

Como digo, estos dos tienen alquilada una cuarta parte de la mansión (para España, chalecito para este lugar). Esa cuarta lo es como si se cortase de una tarta, de arriba a abajo. El dueño se las ha ingeniado para hacer cuatro entradas en una sola vivienda, y a base de escaleras en su parte, tener acceso a su primera y a su segunda esposa.

Mi amigo dispone de una entrada con patio, con una vivienda anexa de unos 20 metros cuadrados con una ventanuca donde alguna vez viviendo un sirviente y que el propietario quería alquilar por 5.000 euros anuales.

Tiene una entrada muy grande aunque sin ventana, y los techos de cada planta son de al menos cinco metros de alto, si no más. La escalera es muy ancha, puede que tres metros, y en la primera planta tiene un dormitorio grande y un salón enorme, junto con una cocina no muy grande y un cuarto de baño. Lo que es el salón tiene un balcón que podría ser como un dormitorio de matrimonio en España, y toda esta habitación tiene pinta de haber sido un dormitorio antiguamente. En la planta de arriba, un dormitorio más al que se lega directamente desde las escaleras, sin puerta de por medio.



Es decir, una distribución muy extraña, como resultado de cortar un chalet en cuatro partes de arriba a abajo y convertirlas en viviendas individuales.

Bueno, pues por todo esto pagan la friolera de 50.000 euros al año. Más 200 y algo euros en concepto de luz, al mes.

Total, una barbaridad. Además esta gente no cuida nada externamente las casas, y están llenas de remaches y cables colgando por todos lados sin ninguna instalación decente. Muy mala impresión.

Otro día hablamos de ellos y sus gustos horteras a más no poder.

jueves, 28 de mayo de 2009

El triplete en Abu Dhabi

Es extraño, muy extraño, lo que viví la otra noche.

Se jugaba la final de la Champion, y aquí era un poco tarde (22:45), pero había conseguido dormir algo antes y estaba "fresco" (es un decir a 43 grados). Quedé con mi amigo croata-australiano para verlo en un bar de mi hotel (que se coma él el atasco, y así fue, media hora tarde). Este lugar es un Sports bar dodne ya vi hace tiempo en Francia Inglaterra de rugby rodeado de gente con la cara pintada con la bandera de ambos países y gritando como locos.

Tienen televisiones por todos lados y varias pantallas gigantes. Habían sacado dos de ellas a la terraza y cobraban 60 dirhams (12 euros aprox) por entrar, pero te daban dos cerveza de medio litro... El sitio ya estaba a reventar una hora y media antes del partido y durante toda la noche fue una pesadilla pedir y después convencer al camarero de que ya le habíamos pagado antes.

Lo extraño que nombraba antes era ver a los aficionados. Por un lado los ingleses, ya borrachos, pero sin camisetas concretas. Fútbol y cerveza, en sus salsa, no necesitan ni conocer quién juega. Pero después, más o menos la mitad de la gente, eran fans del Barcelona, la mayoría con a camiseta puesta, muchos con el nombre de Mesi, pero muchos otros con su propio nombre en ella, la mayoría árabes.

Cuando metieron el primer gol, gritaron como locos, y empezaron a corear Barcelona Barcelona subidos a las sillas, y yo comentaba a mi amigo que probablemente nunca habrán estado en esa ciudad y que a lo mejor no saben ni situarla en el mapa....


Mientras, yo me hacía amigo de dos ingleses que ya estaban más pallá que pacá, y me contaban que ellos preferían la fórmula uno y hablábamos de Alonso y los motores... pero cuando el Barça marcaba, yo se lo hacía saber, por si acaso...

Eran graciosos, como la mayoría de los borrachos cuando están tranquilos, pero como muchos ingleses, entre  su soberbia y su ego, se vuelven molestos y agresivos cuando se alteran. Así acabó esto, cuando acabó el partido y varios árabes culés se pusieron de pie a gritar por la victoria, uno de los ingleses le tiró su cerveza por encima, a lo que el paisano respondió encarándose con él.

No tenía ganas de pegarse, porque si hubiese sido así le hubiese metido a la primera. La cosa quedó en insultos y empujones, y cuando aparecieron los de seguridad echamos patas de allí, por si nos tocaba un regalo inesperado.

Un apunte más. Hoy he visto el permiso para beber bebidas alcohólicas en Abu Dhabi. Aquí no se puede beber alcohol, excepto los turistas y sólo dentro de los hoteles de cinco estrellas. Pero si eres extranjero y estás aquí ya viviendo, tienes que solicitar un permiso, que te sirve también para comprar. Adjunto foto.
Aparte de esto, otra "curiosidad". Resulta que aquí está prohibido convivir en pareja sin estar casados... y uno de los franceses con lo que estoy estos días se vienen a vivir aquí... 15 años con su pareja y un hijo... y no están casados... así que se van a casar sólo para que ella pueda venir con él.... increíble.

martes, 26 de mayo de 2009

De vuelta al desierto

Después de unos diez meses sin venir por aquí, ayer aterricé de nuevo en estas lejanas tierras.

Recuperé esos viajes placenteros aunque largos, en la clase business, viendo una película a selección y degustando mejor comida que en muchos restaurantes.

Al salir de allí, comenzaron los cambios. En primer lugar el aeropuerto de Abu Dhabi, con su nueva terminal, y donde nos hicieron entregar un formulario donde contestábamos a diversas preguntas sobre la Gripe A, H o como se llame, entre ellas, si habíamos visitado España en los últimos días. En la salida, una maquinita de esas que decide si tienes fiebre o no... La nueva terminal, muy bonita, pero a lo largo, estilo T4, o sea, paseo asegurado.

Después, los trámites para el coche de alquiler. Probablemente la mejor imagen del retraso tecnológico de este País. Media hora de reloj para que el dependiente de turno rellene todos sus papeles y te de el coche que previamente has reservado. Y eso con ordenador....

El coche una maravilla, del estilo local, un Chevrolet Caprice, un modelo que sólo se vende por aquí, de color blanco como mandan los cánones y un motor enorme.

Todo un aliciente para levar el viaje, a no ser porque cuando entré en la ciudad me choqué con la cruda realidad. Al caos circulatorio de costumbre de aquí, hubo que sumar que el gobierno ha decidido hacer túneles o  parking subterráneos, y han cortado calles enteras de ocho carriles, cambiado el sentido de circulación de otras, eliminado rotondas y bloqueado los giros desde el sentido contrario. ¡Cuando aquí se podía hacer cambio de sentido en cualquier semáforo! Total, una hora desde que llegué al hotel, conseguí encontrar la nueva entrada, y localicé aparcamiento deslizándome por milímetros con mi trasatlántico entre los coches aparcados de cualquier manera.

Un par de cervecitas de medio litro y una hamburguesa sirvieron para aliviar el disgusto.

Después me esperaba otra. En principio iba a estar aquí sólo de martes a viernes, pero al final tuve que ampliar de lunes a lunes. El hotel ya estaba reservado con una tarifa que no admitía cambios, así que hice otras dos reservas, una para ayer, y otra para el final de la semana. Tarifas diferentes, habitaciones diferentes, por lo tanto a cambiar de habitación de una reserva a la otra.... alegría.