martes, 5 de febrero de 2008

Espacio óptimo

No he visto otro lugar en el que el espacio esté más optimizado que en un avión. Olvidaros del IKEA y de sus soluciones para pisos de 30 metros.

Desde que subes a un avión, todo está calculado al milímetro, y cada resquicio está aprovechado hasta el límite.

El primer ejemplo es el cuarto de baño... taza, lavabo, todo está apretado en un espacio en el que podrías usar todos los "servicios" del lugar sin moverte del sitio. De los pocos sitios del mundo en los que un hombre puede mear de pie, apoyarse en la pared y agarrársela con las dos manos.

Pero en el sitio en el que más está comprimido el material por centímetro cuadrado es en la zona en la que viajan las azafatas. Cuando subes al avión, se tienen que arrimar a la pared para dejarte pasar mientras te dan la bienvenida al avión. Y momentos después, cuando se ha apagado la luz del cinturón de seguridad ¡cuántas cosas sacan de ahí!

Que si la comida, que si los periódicos, que si la venta en vuelo... es alucinante.

Todo tiene su propio carrito, con su tamaño perfecto para pasar por el pasillo (eso sí, ni se te ocurra intentar ir al baño cuando lo sacan de paseo), y, sin embargo, no queda ni rastro de ello cuando vuelves a pasar por el mismo sitio para bajar del avión.

Magia, amigos, magia.

1 comentario:

  1. Buena visión la del baño, si es cierto que es pequeño, pero nunca lo había pensado. La última vez que volé iba a comprar unos toffees con chocolate (toffifee) te los recomiendo si te gusta el dulce y no son caros para los precios de avión.

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