jueves, 1 de mayo de 2008

La primera en Primera

No es un asiento, es un pequeño apartamento. La pantalla es un TFT en condiciones, mayor que el que tengo en el ordenador de la oficina. La mesa es un escritorio que se amplia según las necesidades. La distancia entre los asientos es más del doble de la Business Class, y están equipados con toda una suerte de accesorios. Desde un pequeño armarito para colgar la chaqueta con su percha incluida, un minibar con lo básico, varios compartimentos para guardar cosas y todo tipo de luces individuales.

Se puede hablar por teléfono de un asiento a otro, y las luces de cabina van cambiando de color en función de la fase del vuelo, apareciendo un cielo estrellado en el techo de la misma cuando se apagan las principales para que el pasaje duerma.

La comida es excelente, con gran variedad de platos, y en la parte delantera de la cabina hay una especie de salita con un gran sofá para tomarse una copa con alguien y charlar.

Los asientos son enormes, se convierten en cama fácilmente, en incluso tienen la capacidad de de girarse automáticamente para mantener conversaciones con el pasajero que viaja a nuestra espalda, o simplemente echar una partidita de mus.

Por último, el típico neceser que te regalan en la Clase Business con colonia, cepillo de dientes y de más artículos de higiene personal, aquí se convierte en una bolsa en condiciones capaz de servir para transportar tranquila mente el ordenador portátil.

Además, la sala Vip para First Class del aeropuerto de Abu Dhabi es de nueva construcción, y en ella el diseño moderno por fin se ha impuesto. Dispone de camas de relajación, restaurante a la carta sin coste, televisión individual para cada visitante e incluso cabinas de masaje por si la demora entre vuelos lo permite.

Casi se me ha olvidado ya lo asqueroso que ha sido esta vez el resto del viaje.

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