lunes, 14 de septiembre de 2009

Comiendo de chino-pakistaní

Llevaba todos los días de mi (larga) estancia aquí consiguiendo evitarlo, pero hoy no me ha quedado otra alternativa. Primero porque no tenía dinero en metálico, y segundo, porque ninguno de mis "compañeros" de oficina quería ir a un sitio alternativo.

Sí, hoy he comido comida comprada en la tienda del pakistaní de debajo de la oficina, el equivalente a nuestros queridos chinos..

La tienda es la típica cutre estilo chino en España, repleta hasta arriba, en la que tienes que cuidar al pasar entre las estanterías para no tirar algo al suelo.

En cuanto a los productos disponibles, mucha lata, bolsas de patatas y cosas precocinadas.

Como no me decía y, sobre todo, desconocía el contenido de la mayoría de los envases, me he dejado orientar. Al final he acabado con un bote de pasta china al que echas agua caliente para prepararlo, después de esparcer por el interior dos sobres con polvos, que aportaban el "sabor a champiñón", una botella de zumo y unas manzanas. La fruta lo mejor.

Y todo esto por el módico precio de dos o tres euros, eso sí.

Pero es algo que no soporto, comer de mala manera en la misma oficina. Aquí lo hacen en teoría para no perder tiempo, pero, ¿que sienta mejor durante una intensa jornada laboral que desconectar del estrés comiendo tranquilamente en un restaurante y manteniendo una charla sobre otros temas?

Ay, qué gente.

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