- Principal y única orientación al turismo. El litoral llamado Jumeirah es una colección de hoteles, restaurantes y paseo marítimo con la única finalidad de atraer a los turistas de sol y playa
- La arquitectura de esta ciudad se ha convertido en una escalada descontrolada de metros y metros. Cualquier edificio de nuevo construcción de los que aquí se ven supera con creces a el más alto de una ciudad europea. Los barrios parecen bosques de secuoyas.
- El tráfico. Es infernal, y en los dos últimos días hemos sufrido dos ejemplos claros. El primero, debido a la velocidad y verdaderas locuras de una gran minoría, hubo un accidente con varios coches implicados en el que ninguno de ellos quedó reconocible, y que cortó la autopista de acceso a la ciudad completamente. El segundo, la entrada en Dubai un jueves por la tarde, comienzo de fin de semana, se convirtió en una pesadilla, a pesar de ser una gran avenida de seis u ocho carriles en línea recta. Todo está tan agigantado que casi es imposible diseñarlo para que sea mínimamente práctico. Lo que a veces se llama morir de éxito. Pasa cuando se intenta construir un país entero en 20 años, falta la experiencia.
- La hipocresía es generalizada. Es un país islámico que tiene unas normas muy estrictas, pero que hace la vista gorda única y exclusivamente por dinero, por el de los turistas más adinerados que se dejan alegremente en los hoteles de cinco estrellas, con acceso a todos los vicios y excesos disponibles en otras grandes localizaciones turísticas del mundo.
Pero son esos rascacielos los que reflejan el mayor problema de este País: no suelen tener garajes subterráneos, básicamente por que el terreno no da la confianza suficiente para hacer grandes excavaciones... y eso desemboca en muchos de los problemas que tienen.
No tienen una base firme, no tienen raíces, sólo tienen dinero para gastar. Pero da miedo imaginarse esta ciudad vacía, sin turistas...
Aun así me gustaría verlo, aunque solo fuera por decir que no quiero volver....
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