¿Que ha cambiado por aquí?
Pues cambia lo que siempre cambia, es decir, menos edificios antiguos, muchas más torres. El ritmo de construcción es impresionante. El último ejemplo ha sido el aeropuerto. Inaguraron la nueva terminal, tan incómoda como nuestra querida T4, pero sin su encanto, ni mucho menos. A pesar de haber inagurado la nueva terminal, que desemboca a la llegada en el hall de la antigua, han decidio volver a reformar el parking que también habían inagurado y reformado, y en concreto el lugar donde estaban localizadas todas las oficinas de alquiler de coches (al menos 30 diferentes, todas iguals entre sí).
Las maletas se perdieron de nuevo, lo veíamos venir, sobretodo porque cuando hicimos el transbordo en Milán casi tuvimos que suplicar a la italiana del mostrador de facturación para que lo volviese a abrir para nosotros, los tardones que veníamos de España (¡Gracias de nuevo Iberia! ¡Tu fama es mundial!)
Supuestamente la maleta nos espera en el hotel, pero hasta que no la vea no lo creeré.
Si no, saldremos de compras, eso sí, después de las ocho de la tarde, que es cuando abren aquí durante el Ramadán y tienen abierto hasta la una de la mañana. Lástima que haya que trabajar al día siguiente, porque no es mala idea trasladar la actividad de este país en verano a la noche, que por lo menos baja de 40 grados, aunque no mucho...
Y para terminar, una anécdota. Estaba yo aquí concentrado en la oficina, trabajando, con la misma ropa con la que llegué, y muy apropiada para este tiempo, es decir, traje negro y camisa negra... y me dice un francés - español: "Joder, te he visto por detrás, todo de negro y con el pelo largo y he pensado. Vaya, una chica nueva en la oficina"
Sin comentarios.
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