Me quedaba pendiente hablar un poco de la gente de aquí, no me refiero a los que viven aquí, que son de muy diferentes pelajes, si no a la gente nativa de este país.
La primera impresión es que están y se consideran en otro nivel. El tener tanto dinero disponible y no tener que currar, les hace tratar al resto de la gente, con la que tienen una diferencia en el poder adquisitivo bestial, como meros esclavos o sirvientes, a los que prácticamente no miran a la cara. Es prácticamente una relación militar, totalmente jerárquica y disciplinada, la que tienen con sus empleados, ya sea en el hogar o en cualquier servicio.
Ese trato también se lleva a sus relaciones con los occidentales. Ellos son compradores, no tienen que vender nada, no tienen que hacer de comerciales. Su producto se vende sólo, no necesitan publicidad ni marketing para exportar su petróleo y que entre dinero en sus casas. Por lo tanto, siempre están en el lado del que "tiene que recibir los halagos". Eso hace que muchos de ellos, sobre todo los que tienen cargos directivos en las empresas, se comporten casi de la misma forma con los occidentales, y todos aquellos que acabamos viniendo por aquí por temas de trabajo nos sintamos también como parte de una legión de sirvientes de esta gente... salvando las distancias.
Reconozco que en todo este tiempo he tenido trato con varias personas (¡¡hombres, por supuesto!!) de este País, mayoritariamente jóvenes, que han estudiado fuera, y que están más interesados en relacionarse con nosotros más allá del puro tema laboral, y son aquellos que te cuentan cosas de su cultura y sus experiencias cuando vienen a nuestros países.
En general, los hombres van con mirada de tipos duros, te miran por encima del hombro, y los jóvenes que tienen grandes y potentes coches siempre parecen estar en actitud desafiante y tienen imagen de agresivos, aunque sólo sea verbalmente. Esa es la impresión externa, porque como digo después se consigue un trato más normal. En realidad los jóvenes tienen imagen de "macarras ricos", y recuerdan a esa gente de los barrios en las grandes ciudades de España que, de una manera o de otra, han conseguido conducir un BMW o un Mercedes y lo muestran orgullosos a diario.
Pero una de las cosas más curiosas, que contrasta con la velocidad a la que conducen, es cómo se mueven y hablan cuando van vestidos con el traje típico de color blanco. Se mueven despacio, gesticulando con las manos de una forma suave, que acompañado por el color de su vestimenta, recuerda a un Papa u Obispo hablando con sus fieles.
Es curioso.
Pero bueno, yo me vuelvo para casa hoy, que para esta semana ya está bien...
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