viernes, 28 de diciembre de 2007

Fog, sweet fog

Madre mía. No recordaba lo que era la niebla en esta ciudad. No se ve a más de 20 metros. Es como si toda la ciudad hubiese sido construida dentro de un cuarto de baño gigante y el hijo de puta del propietario llevase dos días duchándose con el agua caliente al máximo. ¡¡Abre la puerta cabrón, que nos vamos a asfixiar!!

Recuerdo cuando estaba en la Universidad y nos desplazaron, por fin, al nuevo edificio de Telecomunicaciones e Informática. Lo construyeron en medio de un descampado, literalmente en el medio, y muy cerquita del cementerio de la ciudad. Bajó una de esas nieblas castellanas que se tiran dos días con nosotros. Entre la densidad de la misma, el sueño matutino, y que no había vida (incluida la vegetal) a menos de 100 metros alrededor del edificio en el que nos encontrábamos, daba la impresión de que estábamos aislados del mundo, y de que cualquier intento de huida de nuestra particular prisión acabaría con la muerte por agotamiento y hambre del fugado, perdido entre la inmensidad de la niebla sin encontrar el camino que lo llevase a un simple chocolate con churros, que es lo que apetecía (más que la típica partidita de mus y la cerveza). Era como estar en Alcatraz.

Eso sí, durante esos días aumentaba la asistencia a las aulas como no lo hacía en todo el año, y el profesor que durante todo el curso había estado solo en clase con los alumnos pelotas y empollones, ahora se veía desbordado en sus capacidades docentes ante un público masivo.

Seguro que en Siberia las aulas están repletas a diario.

La facultad de Informática de Valladolid

martes, 25 de diciembre de 2007

Viajar en coche

El otro día vine hasta Valladolid para pasar las ¿fiestas? con la familia. Me gusta conducir. (La frase ahora es propiedad de BMW, pero supongo que se podrá usar sin pagar derechos de autor ¿no?). Disfruto bastante conduciendo, siempre me ha gustado. No es igual conducir un coche que una moto, podría decir que en realidad no tienen mucho en común. Pero por las fechas que son, el coche era la opción (la niebla que no ha levantado desde que llegué ayer me ha confirmado la idoneidad de mi elección).

Para mi el coche sólo gana a la moto en comodidad, y se nota claramente en dos puntos: la calefacción y la música. El primero es indispensable para venir a Valladolid en diciembre, y el segundo es un vicio que tengo. Reconozco haber hecho ciertos experimentos, todos ellos ilegales, para escuchar música en la moto, pero ninguno me ha convencido con sus resultados.

Intentar escuchar una emisora de radio cuando viajas en coche puede ser algo desesperante, con interferencias, cambios de provincias, montañas, túneles. Además, las emisoras de música actuales sólo se pueden escuchar una vez al mes, si no quieres ser capaz de adivinar el orden de las canciones antes de que las pongan (de verdad, ¿habéis escuchado M-80 varios días seguidos? Deben de tener las canciones almacenadas en un reproductor MP3 de 12 megas... ¡¡yo creo que tienen 7 discos, y no enteros, sólo los singles!!).

Así que mi amigo Ipod ha sido un gran descubrimiento. Lo conecto al mechero del coche a través de un aparato que me compré en Abu Dhabi (también ilegal en España) que emite en FM, por lo que lo puedo sintonizar como una emisora más en la radio del coche. 8 Gygas de decencia musical, con un modo aleatorio bastante mejor DJ que muchos locutores de la radio.

El camino por carretera a Valladolid desde Madrid tiene varias alternativas:

  • La ruta super-divertida: Es en realidad la más corta en kms. Por Navacerrada hasta Segovia, y desde ahí a Valladolid. No recomendable a ciertas horas los fines de semana por la afluencia de domingueros de los que creen que van a derrapar en cada curva pronunciada, y llevan el coche a velocidades nunca antes alcanzadas por el ser humano. El tramo Segovia-Valladolid está siendo convertido en autovía, así que pierde parte de su encanto.
  • La ruta pago-luego-corro: A-6 por túnel y resto de trayecto de pago hasta Adanero. Continuación por autovía hasta Tordesillas, y desde allí más autovía hasta Valladolid. Ahora con sus radares correspondientes, y mucho mejor asfalto en la parte de pago que en la gratis ¿por qué será?
  • La ruta no-pago-pero-si-quiero-corro: Se abandona la A-6 en cuanto se huele la taquilla del peaje, se sube el Puerto de los Leones (nevado ayer, si tienes suerte con el tráfico, puedes hacer un par de curvas majas subiendo) y después se continúa por la antigua N-VI hasta las proximidades de Adanero, donde se coge la N-601. Este es el recorrido que hice ayer. A destacar San Rafael, donde algún día me compraré una mansión estilo El Orfanato, otros pocos pueblos que se traviesan por la zona, y sobretodo, una recta de 15 Kms. entre Adanero y Olmedo. De ahí el título de esta ruta.
  • Combinaciones de las dos últimas. En cualquier momento se puede pasar de la de pago a la gratis, según necesidades de tiempo, tráfico y problemas monetarios.
En resumen, un trayecto cómodo, variado según tus propios deseos, y que de haberlo hecho tantas veces en mi vida desde que me convertí en "residente-en-Madrid", ayer estaba seguro de poder hacerlo de noche con las luces apagadas (no, no lo intenté).

Jamás olvidaré la primera vez que lo hice conduciendo. Acaba de estrenar mi flamante Honda CB500. Me lancé a la carretera con toda mi ilusión y... nevando. Cuando aún me faltaban 70 kms. para llegar a Valladolid, mientras me llamaba a mí mismo todo los insultos conocidos en nuestra lengua, y me juraba que vendía la moto a la vuelta, me crucé con otro motero. Mal de muchos consuelo de tontos. Sacó su mano izquierda y me lanzó unas "V's" que llegaron muy adentro.

Esa moto me acompañó muchos fines de semana por frías tierras castellanas. Y mira ahora, un señorito con música y calefacción.

Que mayor estoy.


jueves, 20 de diciembre de 2007

El aterrizaje


El momento que debería representar la mayor alegría para el viajero, aquél en el que se acerca a su destino (ya sea su casa o el lugar de visita) y por lo tanto, ganará en amplitud para su trasero desde el mismo momento en que coja un taxi en la terminal, ese momento de supuesto júbilo y regocijo, muchas veces se convierte en un instante tenso e incómodo.

Seguramente podríamos escribir cientos de anécdotas (os animo a usar los comentarios del blog para enriquecerlo con vuestras experiencias, vagos) sobre el procedimiento de tomar tierra.

No soy particularmente nervioso con el tema de volar, ni con sus preliminares y fases críticas. Bueno, a decir verdad, el coger tantos aviones me ha hecho desarrollar una tranquilidad durante el proceso tal que suelo despegar dormido, y no exagero lo más mínimo. ¡Qué suerte! Estará diciendo ya alguno/a.

He compartido fila en el avión con acompañantes que no estaban especialmente relajados, desde sudores fríos hasta vomitonas en bolsa al efecto.

Quizás el caso más divertido sucedió hace poco, aterrizando con Iberia en el aeropuerto de Heathrow, Londres. El piloto enfiló la pista, descendió según es normal en estos casos, y cuando ya veíamos el asfalto de la pista por la ventanuca de al lado de nuestros asientos, pisó a fondo (vale, ya sé que no es un pedal, pero queda mejor que "tiró del throttle hasta atrás del todo", freakis), y nos elevamos de nuevo con viento fresco, nunca mejor dicho.

La mujer inglesa que llevaba a mi lado abrió los ojos como si hubiese visto a Beckham en persona con los calzoncillos de Armani, y me miró buscando una explicación. Yo simplemente me encogí de hombros (¡siempre había querido usar esta expresión!).

Cuando el avión volvió a coger altura, el piloto giró el aparato hacia un lado y cogió el micrófono. Más o menos estas fueron sus palabras:

"Señoras y señores. Como habrán podido comprobar no hemos llegado a aterrizar en el aeropuerto de Heathrow, y esto ha sido debido a que cuando íbamos a tomar pista hemos comprobado visualmente que había otro avión en la pista, y como ustedes comprenderán, dos aviones a la vez no pueden aterrizar"

Como esto lo explicó en español, la mujer de mi lado me tiraba de la manga y me pedía traducción, pero entre la impresión y la risa que me entró por cómo lo había contado el piloto, no pude más que decirla que esperase un segundo, que lo repetirían en inglés en seguida.

Y así fue, y la inglesa volvió a repetir el gesto de los ojos.

Otras veces hemos aterrizado con una sola rueda, la de un lado, y después de unos largos segundos, tocamos con las dos. El otro día en Abu Dhabi nos informaron de que debíamos esperar a que otro avión terminase "satisfactoriamente" un aterrizaje de emergencia en la pista para poder intentarlo nosotros...

Si alguien ha volado a Dublín entenderá lo que es la confianza en el piloto y sus instrumentos de vuelo. Nada más salir de dentro de las nubes, ves el mar ahí mismo. El agua se acerca, se acerca, cada vez más. No ves tierra por ningún lado, y el tío sigue bajando más y más. Y cuando ya estás echando mano al chaleco salvavidas y empezando a intentar recordar el procedimiento ese que te han enseñado pero que nunca prestas atención, más que cuando la azafata merece tu atención por otros motivos, en ese último instante, aparece tierra firme y las ruedas tocan asfalto. Y tú piensas: "Cuando llegue voy a mirar en Internet cuantos aviones se han caído al agua en este aeropuerto". Pero nunca lo haces.

En resumen, por pasar, puede pasar de todo. Otro día contaré la experiencia de un amigo que cogió un avión para Escocia la semana después de que se estrellase el Concorde...

Pero tengo que pedirle permiso para contarlo (él es muy bueno contando anécdotas) y que me refresque los detalles, y eso me va a costar unas cervezas...

Además, eso fue un despegue.... para otro día.


martes, 18 de diciembre de 2007

Cuestión de tamaño

La dieta, ay, es la que más sufre en los viajes... Depende de dónde vayas tienes más o menos posibilidades de cuidarte, más o menos opciones de "portarte bien" contigo mismo, pero al final siempre se acaba cayendo en la tentación de una buena cerveza y un buen pedazo de carnaza.

Cuando viajaba en mi anterior trabajo (bueno, en realidad no es el inmediatamente anterior, pero el último intento borrarlo de mi vida) lo hacía muy a menudo a Alemania, a Munich y alrededores sobre todo. Como todos sabéis, la dieta del bávaro consiste en su mayor parte en cerveza de trigo y salchichas, pudiendo variar con codillo, puré de patata y otras delicias de la zona.

Allí no se llevan las mariconadas esas de los "cortos", los "chupitos" y las "cañas". El que pide en un bar una cerveza de menos de medio litro es una nenaza. De hecho, yo he llegado a cenar algún día sólo cerveza, no veáis como alimenta la Weizenbier...

En París puedes comer y cenar de verdadero lujo, siempre que no pagues tú las facturas claro, y en Abu Dhabi hay algunos restaurantes decentes dentro de los hoteles mas caros (fuera de los hoteles no hay nada) pero para todos los días cansa el desplazamiento de un sitio a otro.

Dentro de la comida "anti-autor" que se puede degustar en cualquier establecimiento dedicado al cliente hambriento y sediento, y sin muchas ganas de averiguar a qué alimento corresponde cada color de los que tiene en el plato, triunfan las hamburguesas y la comida Tex-mex (curioso lo de la comida mexicana, todavía estoy buscando un sitio fuera de España donde la pongan y algún camarero hable español... vale, "fajitas" y "burrito" no cuentan).

En estos manjares, sí que importa el tamaño. Para cerrar este post, adjunto algunas fotos tomadas con mi móvil en los últimos viajes, en las que se puede apreciar el tamaño de las cosas. Siempre nos preocupamos de añadir alguna referencia conocida para que el espectador se haga una idea:



Hamburguesa tamaño puño americano



Burrito dimensiones antebrazo.



Hamburguesa "pezqueñines no gracias"



Vale, esto no es de comer (aunque Merli está para comérselo, eso dice su novia) , pero el tamaño impresiona.

viernes, 14 de diciembre de 2007

Ciudades para volar



¿Os habéis parado a pensar lo complejos que son los aeropuertos?

Tienen varias partes, bajo mi punto de vista.

Primero está la pública, aquella a la que todo el mundo tiene acceso, la que está llena de familiares que no vuelan, que lloran mucho; la que está llena de gente buscando puertas, accesos, terminales, mostradores, ventanillas de atención al cliente... todo ello sin mirar ni una sola vez las pantallas informativas ni los carteles indicativos (lo siento, la gente es muy vaga. A mí siempre me ha parecido que la cosas están bien indicadas, por norma general, excepto en Frankfurt, claro está).

También aquello está lleno de gente con uniforme de aerolínea, tíos con una máquina que convierte las maletas en embutidos del tamaño de una persona (sí sí, unas que forran las maletas con una especie de plástico transparente dándolas vueltas y vueltas, que ya me imagino yo lo que se tiene que tardar luego en recuperar unos simples calzoncillos de ahí dentro), y de más gente que ofrece información.

Además hay un montón de tiendas, cafeterías, bares... vamos, toda una calle comercial del centro de la ciudad.

Más allá del arco de seguridad por el que sólo pasamos unos pocos desde la zona pública (si en la carretera hay domingueros, que sólo sacan el coche para viajar y no están acostumbrados al frenesí del desplazamiento motorizado diario, en el arco de seguridad también nos sufrimos unos a otros, los turistas y los que viajamos por trabajo... alguno me entenderá), todo es un mundo diferente (¿habrá gente que nunca ha estado al otro lado?).

Todo está organizado, la gente hace colas en las puertas de embarque, las tiendas están menos saturadas, los bares son autoservicio y los cuartos de baño se limpian a menudo. Normal, los que estamos ahí hemos pagado, y mucho, por entrar.

Existe un submundo dedicado a los que más pagan, las salas Vip, pero de nuevo, es un capítulo dedicado, aparte, que escribiré otro día.

¿Vais llevando la cuenta de la cantidad de gente que trabaja y circula por estos lugares?

Un tercer espacio, es el más espectacular. El mundo exterior, pero a la vez el prohibido, el más exclusivo. A los mortales, incluso a los que pagamos sumas de dinero astronómicas por estos servicios (o alguien en nuestro nombre, jeje), sólo nos dejan tocarlo con nuestros pies en contadas ocasiones. Momentos de fortuna en los que, en lugar de transportarte directamente desde la zona anterior al avión a través de un tubo que te impide tocar el suelo deseado, te hacen bajar por una escalerita para conducirte en un autobús a tu aeronave. Es ahí, por unos instantes, cuando tienes la suerte de sentirte dentro de ese universo extraño, con gente extraña, y objetos extraños.

En ese mundo la gente viste raro, casi todos llevan las orejas tapadas, como si la temperatura fuese muy baja, o como si no quisiesen oírse los unos a los otros. De hecho, se hacen señas con los brazos muy a menudo... Conducen vehículos muy raros, que no se ven en otro lugar, que no sabemos si son Renault, Audi o Mercedes... ni los caballos que tienen.

Hay cosas parecidas a nuestro mundo. Hay carriles pintados, flechas, direcciones. Aunque todo sea de asfalto, sólo se puede circular por algunos sitios... Incluso dicen que también hay Guardia Civil y que pone multas...

Estoy seguro de que esa gente tiene algún rasgo mutante, que no duermen como nosotros y que seguro que su mecanismo de alimentación nos parecería repugnante... como en las películas futuristas... son una especie diferente a nosotros...seguro. Yo suelo mirarles desde la ventana del avión, y antes, desde la terminal acristalada.... ¿Para que tiene tantos cristales si no? Para mostrarte un mundo del que nunca formarás parte. Como una pecera llena de peces que nadan y respiran bajo el agua, diferentes a ti...

Pero no creáis que hemos terminado. NO: Queda la parte más salvaje, donde, si en el anteriormente descrito lugar habitaban unos seres superiores, con un mundo reservado a ellos exclusivamente, en este úlyimo lugar se esconden individuos rudos, crueles, que no dudan en enfrentarse entre ellos por unos bienes ínfimos, que tienen fama de aprovechados con los indefensos, que forman un ejército blanco, de blancos caparazones donde viven (los puedes ver siempre dentro de su caparazón, horas y horas, día y noche)... Es un mundo al que algunos penitentes han sido desterrados, y marcados con un chaleco amarillo, obligados a relacionarse con los peligrosos habitantes de ese infierno blanco.

La mayor parte de las veces te ves obligado a atravesar su mundo, y a entablar relación con alguno de ellos. La situación es impredecible, la tensión se masca en el ambiente en los instantes iniciales, cuando te acercas a ellos. Peligran los penitentes del chaleco amarillo, no se entienden bien con los guerreros blancos... pero normalmente uno de ellos accede a cobijarte en su caparazón y llevarte a casa.

La parada de taxis es el sitio más surrealista del aeropuerto...

Pero dicen que hay más, que probablemente nunca los veremos, otros mundos oscuros, subterráneos, de criaturas que viven sin ver la luz, y que por lo visto se dedican a sacar cosas de valor de las maletas y apropiárselas para ellos mismos y sus semejantes... una leyenda quizás.

Se me ponen los pelos de punta sólo de imaginármelos... ¿tendrán ojos o vivirán en la completa oscuridad?



Por cierto, mañana no hagáis ruido al levantaros, que yo no madrugo.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Nata y chocolate vs. gringo y charlie.

La población de un país como éste es una de las cosas que más llaman la atención cuando vienes del mundo occidental. Si bien los locales son una minoría (La Wiki te lo explica), la mezcla de culturas que he visto en Abu Dhabi es similar a la que he visto en otras ciudades que he visitado, como Londres, Amsterdam o Berlín.

En particular, las parejas que por allí se ven nos han llamado la atención, pudiendo destacar dos modelos muy típicos al menos en esta ciudad que visitamos a menudo: el que vamos a llamar "nata y chocolate" y el más sorprendente, o por lo menos inesperado para mí que denominaremos "gringo y charlie".

La variante "Nata y chocolate" es fácilmente identificable, y es muy habitual entre los llamados "locales". Existen diferentes alternativas, siempre en el lado de la mujer. El más común y a la vez menos impactante para nosotros, es aquel en el que el hombre va vestido de arriba a abajo de blanco, y la mujer de negro, aunque dejando a la vista la totalidad de su cara (para más información sobre los nombres he encontrado este sencillo enlace http://www.raicesenbahrain.com/cultura_arabe7.htm ; no he querido usar los nombres correctos para no hacer la lectura más pesada). El traje de la mujer puede parecer demasiado extremo, si pensamos en los argumentos para llevarlo, pero tampoco es muy diferente de lo que llevan muchas monjas en nuestra cultura cuando salen por la calle. Eso sí, también es cierto que otras mujeres sólo dejan ver sus ojos por una pequeña abertura (incluso llevan tapadas las manos con guantes negros) y otras, las menos frecuentes y que más impacto producen, van cubiertas totalmente.



Eso es lo que esperábamos ver en un país islamista, aunque en honor a la verdad hay que decir que NO TODAS LAS MUJERES VISTEN ASÍ. Si es decisión propia o impuesta, ya es secreto de familia, supongo.

Pero pasemos a la otra "extraña asociación" que abunda por aquellas latitudes. Como habréis podido leer en el enlace de la Wikipedia (nunca me cansaré de recomendarla como fuente de información), los occidentales son una parte importante de la población en los EAU, y el resto está cubierto por gente de países asiáticos.

Por resumirlo de manera rápida, los locales ponen el dinero, los occidentales planificamos y diseñamos, y los curritos son pakistaníes, filipinos o vecinos de éstos.

Pues amigos, ha surgido el amor entre estas civilizaciones tan dispares. En concreto entre los anglosajones y los que nosotros, dentro de nuestra ignorancia solemos clasificar como "chinos". Son cientos las parejas que se pueden ver de esta naturaleza, eso sí, con una limitación muy especial: él no suele bajar de los cincuenta y ella no sube de los 25.

Las malas lenguas aseguran que ellas son profesionales (hemos descubierto el sitio donde las fabrican, pero eso será parte de un artículo dedicado), pero si fuese así su comportamiento sería diferente. De verdad parecen enamorados: pasean de la mano, cenan en terrazas e incluso bailan juntos.


Simplemente resulta chocante, y muy habitual allí.

Seguiremos investigando.

sábado, 8 de diciembre de 2007

Hemos vuelto a "Espania"


Después de ésta, la primera semana retransmitida online en Emiratos, tengo que decir que probablemente ha sido el viaje más tranquilo de cuántos he hecho este año. Alguno dirá "pero si te han perdido la maleta", cierto, pero si por algo existe este blog es por las veces que eso pasa en mis desplazamientos a la península arábiga, así que no es algo que pueda considerarse excepcional.

Ayer, después de dejar el hotel a media mañana (...a destacar los desayunos. Para mí uno de los mejores inventos es el buffet para desayunar. Para comer o cenar no me gusta tanto, la comodidad de la composición hecha por el experto en el plato no tiene precio, pero el desayuno es fantástico. Reconozco que sólo desayuno cuando voy de viaje... la vagancia y la pereza me tienen dominado, y no digamos por la mañanas), cogimos nuestro guarri-coche de alquiler y nos dirigimos al aeropuerto.

Sobre el coche habría que comentar algo. Primero, los coches de Avis en Abu Dhabi los deben de reciclar de los que los americanos ya no se atreven a conducir, porque tienen kilómetros para aburrir. Segundo, que parece difícil mantener el coche limpio en ese país, porque suelen venir ya con un dedo de porquería acumulado, por dentro y por fuera. Y por último, las especiales características de los coches made in/for USA. Trasatlánticos que se escoran en las curvas, que tienen una amortiguación de dureza -3 (ambos parámetros unidos provocan que el pasar por una banda sonora a la increíble velocidad de 12 km/h haga rozar los bajos del coche), y el asombroso y, en España, subestimado, cambio automático (<---es irónico, ese invento es para vagos. Solo pensar que en los semáforos hay que estar con el freno pisado continuamente...).

Pero tengo que reconocer que me lo paso bastante bien con estos coches conduciendo allí... sólo os diré que ese efecto que sale en las películas americanas por el cual todos los coches chirrían sus ruedas en cada curva, es real, pasa... con mucha facilidad.

Devolvimos la máquina a su legítimo dueño, no sin antes prometernos que para el siguiente viaje cambiaríamos de empresa de alquiler, e hicimos los trámites necesarios para coger el avión. A saber: facturación y obtención de tarjeta de embarque (en este caso sólo nos dieron la del primer trayecto), pasar por inmigración (debería llamarse "emigración", porque te estás yendo, pero aquí se controla todo, no sea que te estés llevando petróleo en los bolsillos) y localización de la sala vip correspondiente.

El paso por "emigración" es un de las experiencias más emocionantes de estos viajes. Para empezar, suelen colocar en la ventanilla a un elemento que está seguro de que el que no sabe inglés eres tú. El colmo fue en el penúltimo viaje, cuando el individuo en cuestión, aparte de su peculiar acento y uso de la fonética anglosajona, tenía un corrector dental. Reconocí humildemente que jamás había estudiado inglés para poder salir de allí.

Otro momento único es cuando escrudiñan tu foto en busca del parecido con el careto real y físico que tú les presentas. Ahí la colección de muecas y gestos del representante de la autoridad es bastante amplia.

Después suelen producirse esos comentarios típicos cuando alguien sabe de nuestra nacionalidad: "¡¡Espania!!" "No, España" "¡¡Espania!!" "Lo que tú digas, que eres el único que manda aquí" "Raúl" "Efectivamente, la mayor parte de los Raúl viven en Espania"... etc.

El último episodio que se suele dar en esta parte final del viaje me lo he perdido siempre, por tener la desgracia de haber renovado mi pasaporte recientemente. Mis compañeros son protagonistas a menudo de situaciones como las que os cuento. En EAU se habla el árabe, pero también es oficial o aceptado el inglés. Pero, los locales (así les gusta que les llamen) acostumbran a leer y escribir en árabe. Parece lógico, pero si eres el agente de aduanas o inmigración y te dan textos en inglés, pero tu aplicación informática solo maneja alifato (ahí me he tirado el rollo, buscando en la Wiki), suelen producirse errores de transcripción.

Eso desemboca en que no encuentren tus datos de entrada en el país cuando te dispones a abandonarlo. Y si no has entrado, no puedes salir. En ocasiones te informan de que entraste hace varios meses y aún no has salido. Y claro, el visado es sólo de 30 días... os podéis imaginar la situación. Sobretodo si te llevan a un cuartito y los que te interrogan no saben inglés...

Pero bueno, se lo pasan bien poniendo nerviosos a los que queremos volver a casita. Pero, como os digo, yo tengo pasaporte electrónico y el ordenador se encarga de buscarme el solito.

El resto del día, bebiendo y comiendo todo el día, así son los viajes en business class... eso sí, me tomé un whisky de 12 añitos en el avión, para celebrar mi primer cumpleaños en tres países (EAU, Bélgica y España) de mi vida.

Joder, si hubiese coincidido en el avión con Melendi le hubiese invitado a algo, pobre chico.

viernes, 7 de diciembre de 2007

National Day

Durante los días 1 y 2 de Diciembre, se celebró aquí el 36º aniversario de la fundación del país. Si queréis saber algo de la historia, como siempre, la Wikipedia os lo cuenta muy bien, así que echad un vistazo por que es un relato curioso el de la creación de este lugar.

Hemos vivido estas celebraciones muy de pasada, de hecho no sabíamos nada antes de venir este viaje, y nos pilló todo de sorpresa. El día que aterrizamos, después de hacer todas las reclamaciones en el aeropuerto (ver primer post), cogimos el coche de alquiler (cuando consiguió acercárnoslo el empleado de Avis, que según su propio jefe "tiene una cabeza enorme pero no tiene nada dentro") y nos dirigimos al centro de la ciudad donde está nuestro hotel. Aquí es muy fácil orientarse, cuando se le coge el truquillo. Toda la ciudad está construida en cuadrícula. Las calles que van en una dirección son las pares, y las perpendiculares a éstas las impares. Así que más o menos te apañas sabiendo dónde estás en cada momento. Eso sí, todas las calles parecen iguales, avenidas de cuatro carriles por sentido rodeadas por torres de 20 pisos...

Cuando nos estábamos acercando al centro, empezamos a notar que el tráfico iba más lento de lo normal, había gente con las luces de emergencia encendidas, aunque circulando, casi todos los coches llevaban la bandera del país, otros las fotos de los gobernantes, tocaban el claxon más de lo habitual (que ya es bastante), y aceleraban los coches hasta "llevarlos al corte" (es decir, acelerarlos en parado hasta el máximo de revoluciones para que se salte el control de seguridad del motor y pegue una explosión; si alguien ha ido a un Gran Premio de motos, sabe de lo que hablo).

A todo esto hay que añadir que muchos iban colgados de las ventanas, que otros se bajaban en plena calle a bailar, y que los coches que se ven por aquí no bajan de 3.000 cc. Vamos, una gozada, pero es que eran....¡¡¡¡¡las tres de la mañana!!!!!

Que panda de macarras, os lo juro.

Al día siguiente pedimos "el programa de las fiestas del pueblo" en el hotel, y al ver que había conciertos y espectáculos en Corniche Road, fuimos dando un paseo. En este vídeo podéis ver un ejemplo de lo que nos encontramos en esa calle. VIDEO 2006. Todo un desfile macarras de blanco en coches enromes blancos, quemando rueda y petardeando hasta las tantas de la mañana, y el resto del pueblo admirando el espectáculo. Como nos dijo un francés ayer, no es buen sitio para comprar un coche de segunda mano...

Y otro comentario aparte merecen las decoraciones luminosas, de los edificios de los bancos y grandes empresas. Añado una foto de ejemplo. Sin comentarios.

jueves, 6 de diciembre de 2007

Watches, watches!!!



Hoy hemos hecho la segunda visita de la semana a nuestro amigo de los relojes. Ayer fuimos a hacerle un encargo masivo (ya os aviso a los que me habéis pasado pedidos que si me trae todos, alguno se queda aquí...) y a dejarle otro para arreglar. Hoy hemos ido a ampliar el pedido con un nuevo comprador, que portaba solicitudes de media España.

Nuestro proveedor de relojes de primeras marcas es un ídolo comercial, un mago del marketing, un fenómeno de las relaciones públicas. Mientras te enseña sus últimas adquisiciones esparcidas por su limitado mostrador, está al tanto de todo el personal que pasa por el pasillo del centro comercial donde tiene montado el puesto, y anima a los visitantes a acercarse, al grito de "Watches, watches!!". De ascendencia india, manejaba hábilmente las 15 palabras en inglés que necesita para sus negocios, y, entre otras joyas anglosajonas, es autor de frases como "Don't look the price, look the watch!!".

Nuestras visitas a su establecimiento (bueno, en realidad es un puesto en un pasillo del centro comercial, no es una tienda en sí)normalmente siguen la misma pauta:

Primero, nos ve entrar por la puerta y, sonriédonos, nos da la mano uno por uno.
Segundo, despeja la mesa de baratijas para los paisanos, y empieza a sacar cajas de debajo de la mesa y de los cajones.
Tercero, empieza a rellenar la mesa con relojes de imitación de todas las primeras marcas, pero, y es una gran virtud la suya, no lo hace de manera desordenada y sin criterio, sino que está atento a nuestras reacciones ante cada pieza que nos ofrece, para, con la información que recoge, elegir qué otro reloj muestra a continuación.
Cuarto, mientras vemos el repertorio disponible en ese momento, hacemos una primera selección, apartando cada uno de nosotros los items que son de su interés. Se suceden algunos codazos ante las piezas más cotizadas.
Quinto, una vez descartados todos los demás, comienza la cuenta y el recuento de las unidades seleccionadas.
Sexto, se pregunta por el precio. Los cuenta otro par de veces, y a la tercera vuelta, comienza a separar algunos de ellos, siempre los encuentra, con la frase "This is more price". La excusa varía de un día para otro.
Séptimo, se echan cuentas comunicándose con él a través de una calculadora de esas de botones grandes, cambiando precios de Dirhams a Euros. Normalmente los "more price" son descartados o rebajados.
Octavo, se acuerda el precio y el gran vendedor empieza a embolsar cada uno de los relojes, en unos llamativos emboltorios, típicos del lugar.

Como opción, existe la posibilidad de dejarle pedidos, siempre en foto, en papel, que pueden ser recogidos al cabo de unos días, casi siempre cubiertos en su totalidad.

Como digo, el elemento es un vendedor nato, y las conversaciones sobre las calidades y prestaciones son dignas de grabar. Últimamente ya hacemos pedidos hermosotes, que espero no creen problemas durante su transporte.

El resto de la mercancía que maneja nuestro proveedor es digna de publicación (si encuentro las fotos que hice un día las añado a este post): relojes exageradamente dorados, diseños ultramodernos de los años setenta, grandes displays digitales con números monstruosos, etc...

Todo un clásico de nuestras visitas al luar y que ya ha cobrado fama internacional; desde Getafe a Australia y Francia, conocen a nuestro proveedor.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Indicadores económicos

¿Cómo saber si un país en concreto tiene muchos negocios en el lugar en el que te encuentras? Por los canales de televisión en la habitación del hotel. Cuantos más canales tienen en su lengua, más importancia les dan en el hotel.

En nuestro caso destacan lo habituales Francia, Inglaterra, USA e Italia. Se han colado Japón y China (el primero con bastante penetración en el mercado) y aparece tímidamente España representada por medio de TVE Internacional.

Sorprendentemente Alemania no está clasificada.

El Palacio de las Fuentes de Chocolate


Hoy un filipino que habla como un americano, el cual ha pasado parte de su vida en -Australia y que se llama José Miguel Vaca, se ha venido a comer con nosotros. Supongo que le hacía ilusión por aquello de practicar su precario español, pero creo que sobre todo se ha animado porque el resto de la empresa acostumbra a comer cutre-sandwichs comprados en el Carrefour de al lado (¡¡¡viva la dieta mediterránea!!!). Aquí el amigo ya nos había sugerido ir a un hotel cercano en nuestra última visita, pero después de recorrer un par de kilómetros con el coche de alquiler por un camino sin asfaltar (en el que rozamos los bajos del coche más de una vez), no llegamos a encontrar el citado edificio. Hoy nos confesó que se ha enterado hace poco de que lo han derribado para construirlo de nuevo, aunque no hayan quitado las señales indicativas (aquí acostumbran mucho a tirar edificios y levantarlos de nuevo en cuanto se cascarea la pintura de la fachada).

Nos hemos fiado de él de nuevo, y nos ha llevado a un sitio llamado Shangri La (http://www.shangri-la.com/en/property/abudhabi/shangrila)que también se encontraba cerca de la oficina-chalet en la que trabajamos (las distancias son como en Estados Unidos: cerca = menos de diez minutos en coche; lejos = hay que ir en avión). Menudo palacio. En realidad están todavía construyéndolo, y sólo una tercera parte está accesible al público. Está construido al estilo de los palacios árabes, que se pueden ver reproducidos en algunos grandes edificios del sur de Andalucía (algunos hoteles de la zona de Cádiz que he tenido el placer de conocer). La decoración era claramente árabe, pero sin llegar a lo hortera de la mayoría de sitios típicos de por aquí. Los espacios amplios, las ventanas enormes y el servicio (algo muy a destacar en este País), fantástico.

El restaurante estaba en la parte baja del hotel, en una zona que daba a la piscina construida sobre el canal que separa el continente de la isla sobre la que está construida Abu Dhabi. Alrededor de la piscina se veían algunas mujeres rubias (sí, no eran de por aquí) tomando el sol, y, al fondo, una hamaca de cuatro pies sostenía a un afortunado paisano...

Decidimos comer de carta en lugar de buffet, y cuando se lo planteamos a nuestra amable camarera nos respondió que sólo había buffet, el cual nos recomendaba visitar, pero que si no encontrábamos nada de nuestro agrado, nos harían algo personalmente... Era coña, claro. El buffet era IMPRESIONANTE. La zona de ensaladas estaba repleta de vegetales, salmón, shushi y otras delicias. Los tres nos preparamos un buen entrante, acompañado de la cerveza nacional (¡¡¡Fosters!!! está en todos lados).

Después, en la segunda ronda, la del "main course", José y yo no dábamos crédito. Había todo tipo de carnes (de las permitidas, ya sabéis, el animal ese que huele mal y tiene la cola con forma de remolino no está permitido), y varios tipos de pescado. El filipino anglosajón con nombre de asturiano, a mi lado, coge un plato. Se echa un tipo de carne, otro, un poco de pescado, otro tipo de carne, otro de pescado... abandono y me voy a mi sitio. He cogido un plato bonito y he hecho una composición equilibrada en formas, tamaños y colores (la presentación es lo más importante, que lo dicen todos los cocineros de la tele). Al rato, aparece el multi-nacional con un plato rebosando comida por todos lados y me dice, torciendo el gesto: "Uy, creo que te has quedado corto, vas a tener que dar otro viaje". Pero vamos a ver, yo creí que sólo los españoles nos abalanzábamos sobre cualquier cosa que en la que pusiese "gratis" o "barra libre", pero no, este tío cogió de todo lo que había.

Se acercó nuestra servicial camarera y, al ver el percal, le saltó directamente: "¿Está usted satisfecho con el buffet o todavía quiere comer a la carta?". Nuestro amigo aseguró que prefiere probarlo todo antes de decidir... buen ambiente.

Sobre los postres solo diré que eso sí debería ser pecado y no el alcohol en este País. Para los golosos sólo diré que había tres fuentes de tres pisos, por las que se dejaban escurrir tres tipos de chocolate, de otros tantos colores diferentes... Había disponibles fresas, gominolas y otros dulces pinchados en un palito, para que el personal se entretuviese sumergiéndolas en esa catarata de sabor y tentación.

En cuanto al precio, muy en la media de lo que solemos pagar habitualmente por aquí, y no muy diferente de lo que se paga en otros países europeos.

Esta gente sabe vivir muy bien, y a los occidentales aquí nos tratan como a reyes.

Mañana más.

martes, 4 de diciembre de 2007

Quinta visita, cuarto día, primer post


Llevamos aquí, en Abu Dhabi, desde el sábado por la noche. Hoy martes, cuando ya nos disponíamos a salir del hotel de camino al aeropuerto a "montarla gorda", nos han comunicado que las maletas estaban allí, en el hotel. Era cierto, las hemos visto. Allí estaban. Casi se me saltan las lágrimas. Nos las han enseñado para reconocerlas como los cadáveres de los familiares en CSI. Sólo me ha faltado abrazarme a José llorando cuando la he visto...

Aunque parezca mentira, después de venir un sábado a través de Frankfurt, con Luthansa, con un billete de varios miles de euros, hoy nos han entregado la maleta. ¿Qué hubiera pasado si sólo venimos para dos o tres días? ¿Nos tendríamos que volver sin maleta? ¿Que hubiese pasado con la maleta aquí? ¿Tardaría otra semana en llegar a Madrid? ¿Me tendría que preocupar yo de que me la entregasen, llamando todos los días al aeropuerto o a la compañía aérea?

Esta no es más que una de las situaciones que se dan cuando viajas a menudo (de hecho, el temita de las maletas es la tercera vez que me pasa de cinco veces que he venido a los Emiratos...) y que voy a intentar ir reflejando cada día en este diario.

El haberme decidido a escribirlo se lo debo especialmente a una amiga que me animó ayer mismo a hacerlo, acostumbrada a oírme contar todas estas cosas a diario. Por supuesto, no hay que quitar mérito a Luthansa, Spanair, Brussels Airways, Etihad, Air France, los aeropuertos de media Europa, AVIS, algunos hoteles y muchos otros más profesionales que iréis conociendo poquito a poco.



Os aseguro que no os vais a aburrir

Saludos / Regards / وتعتبر